domingo, 7 de julio de 2013

Bajo la cama

Ha llegado tu hora» —Susurraba una tétrica voz bajo mi cama.

Me tapé con las sábanas hasta cubrir mi cabeza y respiré entrecortada mente bajo ellas.
No podía huir, ni tampoco gritar. Aquella voz que cada vez me parecía más terrorífica comenzó a acompasarse con los sonidos de mis inquietas respiraciones, cambiando las palabras por una canción de cuna que repetía la misma frase.
Tenía que ser una pesadilla… una mala jugada de mi imaginación. Todo el mundo sabía que no había monstruos bajo la cama, y si alguien se enteraba de que le había dado crédito a una idea semejante solo se burlarían de mi cobardía.
Así que decidí ignorar la voz y a mi propio miedo arropándome bajo las sábanas. Por alguna extraña razón allí me sentía seguro.
Casi me había quedado dormido cuando sentí una fría mano sobre mi hombro. Dolor, mucho dolor, la calidez de mi propia sangre encharcando las sábanas.
Y después solo calma, una inmensa e irónica calma.
Me di cuenta de que ya no respiraba agitado, y de alguna forma supe que no volvería a tener miedo.
Al día siguiente la policía encontró mi cuerpo mutilado sobre mi cama.
Mis ojos continuaban abiertos como platos, y en mis manos, todavía tensas tratando de sujetar inútilmente las sábanas, alguien había dejado una nota escrita con sangre:

¿Desde cuándo arroparse bajo las mantas puede protegernos del oscuro mundo que habitamos bajo vuestras camas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CITAS